lunes, 25 de agosto de 2008

SE AHOGA EL ESPÍRITU

en turbulencias de obscesivos instintos.

Profana cotidianidad aceptada como bien,
enemiga letal de la sustancia etérea.

Retorcidas costumbres entre escritas como ley
se aprenden antes de la prima salida.

Materia en pos
de desbordantes prioridades
conlleva a la
espírita miseria
que ni la opulencia toda podrá disimular.

Agnieszka M. Rybarczyk Feder

Venezuela, 02/01/2005

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