jueves, 27 de agosto de 2009

MARAVILLOSA SEÑAL

 

      Encuentro una señal maravillosa en estos versos (unos cortos y otros largos) que en realidad no se sabe si son versos o antiversos, pero que llevan en sus palabras una carga dinamítica de emociones contradictorias que parecen estallar antes de salir de las entrañas de su creadora, al igual que estalla el vientre de la madre para sacar a la luz el fruto de su engendro.

 

      Parece haber en estas palabras el renacimiento de una antipoesía a la que no me atrevo a colocarle nombre y para la cual, al nominarla, habría que inventar un ismo que no aparezca en los centenares que se ven en los catálogos tradicionales (clasicismo, neoclasicismo, naturalismo, impresionismo, modernismo, nativismo, vanguardismo, dadaísmo, cubismo, parnasianismo, suprarrealismo). Pero al ponerle esa coletilla se correría el riesgo de convertirla en un ripio más que en lugar de caracterizar la poesía de Agnieszka Rybarczyk se nos vuelva un papel celofán cuya transparencia nos permite ver, en lugar de imágenes precisas, una difusión de figuras entremezcladas donde no encontramos elementos de juicio precisos para una valoración crítica.

 

      La autora es una mujer joven y no sabemos cuán extenso sea su horizonte cultural, aunque su poesía nos hace pensar en una sensibilidad explosiva donde resalta una no disimulada frustración. En los tiempos presentes, en que se pretende testimoniar nuestro amor por la cultura con halagos perniciosos a una juventud mal preparada y peor orientada, abundan los poetas que no son poetas porque su alma y sus conocimientos no han tenido el cultivo suficiente para el arte de la poesía.  Pero este no es el caso de Agnieszka, donde la palabra expresa insatisfacciones tan sutiles que, como dije al comenzar estas líneas, parecen moverse en el terreno de la antipoesía. Su palabra es profunda, calculada y rápida, como si saliera a la luz simultáneamente con la idea, y no hay en ella belleza, porque la belleza o la antipatía se la pone el lector al rechazarla o adoptarla como propia. En esa palabra hallo mucho de Rimbaud, de Ramos Sucre, de Nicanor Parra, pero con una diferencia: la de Agnieszka es tan veloz y sincera que pareciera más bien un discurso en el que no se nota la más mínima afectación, aunque hiera como el rayo que cae en enmarañada selva. Es mas, cuando la palabra no es suficiente para expresar lo que brota de las entrañas, la autora no medita mucho rebuscando la que encaje en el contexto, sino suelta o inventa el vocablo que satisfaga su deseo desesperado de comunicar su angustia:

 

             De repente despertar

             en donde las palabras sin extremidades

             se arrastren por calles mojadas,

             palabras reptiles,

             haciendo juego con esquinas sin alma ni nombre

             cuyas madres son los papelitos, latas, desechos regados

             por doquier.

 

      Y más adelante, en el mismo poema, como en un mito cosmogónico nunca vivido pero sí sentido:

 

             De pronto ver la luz y aterrizar en una extraña sede:

             la mas grande incubadora de injusticias del cosmos

             donde un parásito social deja en orfandad

             a los tantos niños para subsistir en unas calles sin esquinas

             que conducen al piélago de pétreos horizontes sin atardecer.

 

 

      ¿Protesta social? Es posible, pero expresada de manera sarcástica y violenta, como la dinamita cuando estalla. ¿Frustración personal por algún desengaño bien guardado? No lo sabemos ni pretendemos interiorizar en ese abismo. Lo que si podemos vislumbrar a través de fulguraciones inconcientes que rebotan en sus poemas, es que Agnieszka nos quiere hacer espectadores de su mundo y se su vida a través de estos versos o antiversos maravillosos, que a pesar de la lava con que salpican y queman no dejan de ser jagüeyes  intrínsecos con la transparencia que es capaz de comunicarles un corazón inocente. La inocencia no significa exención de amargura; en todo ser humano pueden caber amarguras verdaderas o verdades muy amargas, como esas verdades a las que nos acostumbró desde jóvenes la poesía de Juan de Dios Peza, como las "Verdades Amargas" y "Reír Llorando" en que toda la desilusión humana parece concentrarse en una sola exclamación: "Pido perdón a Dios y no a los hombres". Esta amargura tan profunda, que se manifiesta en el poema "Felinos Amarillos", parece darnos la clave del sentimiento subterráneo que bulle en la sangre o en la carne de la poetisa:

 

             …el vate…

             ¿Quién es ese ser?

             La desesperanza trasmutada en belleza,

             el calor humano que mira este mundo maltratado,

             la inquietud por lograr el barco sereno,

             la inamovilidad de la edénica manzana, su asepsia,

             el pez del agua virtuosa que trata de no ahogarse ,

             el dolor humillante de una existencia relegada por disímil,

             una de las razones por las cuales el mundo aún no ha sido devastado

             por la ascética mano de la Gran Verdad.

 

      Estas voces brotan fusionadas del volcán interior y suenan más a un anatema anheloso que a una bendición ascética. Pero ellas son cristalinas y con la franqueza de quién cree tener la razón. Es una diafanidad que consterna y confunde a un tiempo, y en donde no puede haber hipócrita postura, aunque nos lacere el corazón o nos produzca escozor en nuestra fe cristiana. Véase este bellísimo y sutil fragmento de "En Estos Días Frutales":

 

             En estos días frutales

             la soledad quiere hacerse mi socia, mi amiga,

             imponiéndose de manera poco amigable.

             Si no le presto atención

             se aplastará entre capas de cómplices soledades

             más violáceas todavía.

               ........................................

             Me pinta la cara

             de verde viejo

             para estar a su moda.

             ……………………………….

 

 

             Debo ser su amiga, si no…

             Debo escuchar sus viejas historias de cómo parió

             a su propia mala madre.

 

             Cobijada en sus tantos brazos en medio de una multitud desierta

             debo,  ¿qué más me queda por ahora ?…

             mientras trazo el contraataque con precisión resplandeciente…

 

      Solo una mente ofuscada y resplandeciente en el momento de crear tan soberbias composiciones es capaz de esculpirlas, modelarlas, de ennoblecerlas con tan sórdidos y cándidos reflejos. Por eso creo con sinceridad que frente a tales poemas nos encontramos ciertamente delante de una maravillosa señal con laberínticos enredos espirituales y emocionales donde la expresión verbal se confabula para darnos la dimensión exacta de una escultura poética irreprochable.

      No peco de exagerado en este discurso laudatorio. Quienes hacemos crítica literaria estamos generalmente en una encrucijada donde la senda del halago personal o el camino del rechazo nos colocan en situación de duda al hacer las apreciaciones. Y casi siempre nos ubicamos en la vía mas fácil, la del halago, alejándonos de la imparcialidad que todo crítico debe exhibir como bandera y olvidándonos del daño irreparable que les causamos a los jóvenes que se inician en el difícil arte de la poesía. Pero también es peor el daño que una censura injustificable puede llevar al alma de un poeta valioso, pues desconocer sus valores equivaldría a un desprestigio que definitivamente daría al traste con su vocación.

      No hay mediocridad en la poesía de Agnieszka Rybarczyk, y quienes la lean por primera vez se sorprenderán no solo de la variedad de temas con que nos deleita, si no con la versatilidad de su expresión y con el desenfado tan natural con que descubre nuevas palabras. Sin lugar a dudas ella es una indiscutible revelación.

 

                                                                                     Cd. Bolívar. 17-05-2008

                 

                                                                                           Prof. OSCAR PIRRONGELLI SEIJAS.

       

   

            

        

 

            

 

 

 

 



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