viernes, 17 de octubre de 2008

SE ESCONDE EL SOL Y SUS MELLIZAS

detrás del pulgar de libaciones,
murmuras pensando que aún no llegan las 6:00
y duermes sentado, se te ha olvidado existir;
sentado en la silla de los señalamientos,
cuchichean decenas de orbes sobre tus tropiezos
entre párpados clausulados.

En medio de la ceremonia colosal
tu nombre y apellido borrados...
trayectos títulos, esfuerzos,
ser alguien el la vida: se ahogan y diluyen con cada copa...
llenándote la vida de sal.

Volviéndote tan ajeno a ti, invisiblemente diminuto
como en el día de tu concepción.

Aplanandote van las victoriosas copas,
lo bicolor de la indiferencia te envuelve en el silencio
de cada verbo hasta borrarte de mundo
antes de que te vallas José.

Etílica torre dejas de ser,
reapareces por momentos
con tus ojos prima estrella, blanda indefensa,
entonces sueles ser un niño, hijo de
Eva y Adán
que lograron quedarse en el prismático Edén
por unas horas de sobria escalada,
en el atardecer de un tiempo sin agujas.

Agnieszka M. Rybarczyk Feder

02 de oct. de 2008


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